El pasado mes de noviembre se identificaba la Thaumatotibia leucotreta, una polilla, conocida también como «falsa polilla», en granadas procedentes de Marruecos en el puerto de Almería. Las autoridades españolas obtuvieron el positivo de este insecto considerado plaga en Europa y paralizaron el ingreso del cargamento.
«Gracias a su intervención y profesionalidad, muy probablemente pudo ser identificado el patógeno en una fruta que procedía de un país que, como es el caso del reino alauita, no tiene declarada tal plaga. De haber ingresado y descargado la partida afectada en algún almacén de Almería se hubiera puesto en riesgo no sólo las producciones de mandarinas, naranjas o pomelos próximas, sino a todos los frutales que, además de la propia granada, también son hospedantes de esta enfermedad, como es el caso del aguacate, la vid, el melocotón, la nectarina o el mango; algunas hortalizas, como pimiento o berenjena; otros cultivos continentales como el algodón o el maíz e incluso de flor ornamental, como las rosas», indican desde Intercitrus.
Ante la «gravedad» de la detección de «una plaga tan polífaga», capaz de atacar a hasta 70 especies vegetales «y que los análisis de riesgos confirman que podría multiplicarse en un clima mediterráneo como el marroquí o español», Intercitrus exige a las autoridades europeas que envíe inspectores para confirmar el alcance de la posible presencia de esta especie en Marruecos.
Cuarentena
“Esta interceptación debe poner en alerta a todo el sector hortofrutícola español y europeo y en caso de ratificarse la sospecha, la CE debería replantarse su política contra esta plaga de cuarentena cuyo combate está regulado como prioritario al ser una de las 20 de mayor impacto económico, ambiental y social”, advierte a este respecto la presidenta de la Interprofesional Española de la Naranja y la Mandarina, Inmaculada Sanfeliu.
Marruecos, según Intercitrus, es hoy el primer proveedor no comunitario de frutas y hortalizas de España, con 339.476 toneladas (importadas de enero a septiembre de este año y el quinto con mayor tonelaje exportado en este mismo periodo al conjunto de la UE (con 1,04 millones de toneladas), a corta distancia de los otros cuatro que son, por este orden, Costa Rica y Ecuador -ambos con 1,3 millones de toneladas-, Egipto -1,1 millones- y Sudáfrica -1,09 millones-. El crecimiento de Marruecos como proveedor hortofrutícola de España es exponencial: en los últimos diez años ha multiplicado por más de tres sus exportaciones a nuestro país.
En cítricos –que se considera una de las principales vías de entrada de esta plaga, aunque no la única- su evolución ha sido más irregular pero durante los últimos años ha rivalizado con Sudáfrica por el liderazgo europeo como suministrador no comunitario de mandarinas, con Israel a corta distancia.
Confirmar las sospechas
Si se confirman las sospechas y la Thaumatotibia leucotreta se declarase en Marruecos, “la UE se encontraría con que los tres primeros proveedores no europeos de clementinas y mandarinas padecen todos esta plaga, con lo que se tendría que ver obligada –como llevamos reclamando desde el principio- a imponer el tratamiento de frío también a las mandarinas procedentes de estos tres países (Marruecos, Sudáfrica e Israel), no sólo a la naranja originaria de zonas afectadas por esta plaga, como actualmente”, insiste en reclamar Sanfeliu.
En caso de introducirse en España «esta peligrosa plaga sería muy difícil, casi imposible, erradicarla». Así lo advierte, aseguran las mismas fuentes, el Plan de Contingencia redactado por el propio Gobierno en 2020.
Resistencia
“Los insecticidas no sistémicos (los que no penetran en la planta) no son accesibles a las larvas porque éstas permanecen la mayor parte de su vida en el interior de los frutos y además la plaga ha desarrollado resistencia a insecticidas sistémicos (los que sí lo hacen) y no sistémicos usados comúnmente”, señalan las mismas fuentes.
La menor disponibilidad de sustancias activas permitidas por la UE y las consecuencias de una regulación fitosanitaria europea que, en breve, podría hacerse si cabe más restrictiva, complicarían hasta el extremo la lucha contra este insecto.
La larva de esta polilla se alimenta internamente, por lo que la mayoría de los hospedantes presenta síntomas externos difíciles de detectar e identificar.
Además, al realizar inspecciones de fruta recolectada en el momento de importación, las infestaciones recientes no se detectarán, ya que una vez que la larva ha entrado en la fruta, los síntomas tardan unos días en hacerse visibles y las condiciones de transporte tampoco son favorables para el desarrollo de la plaga, informan desde Intercitrus.